En éste blog pedagógico encontrarás todo lo relacionado a los lenguajes del Séptimo arte. Hoy, es el espacio de los jóvenes de los grados Octavo D y Décimo A, quienes a través de la asignatura de las Ciencias Sociales y la Economía, darán una nueva mirada a su enseñanza a través del lenguaje audiovisual.
Buenas tardes mis amig@s cinéfilos de Séptimo arte y algo más: el próximo viernes 5 de abril del año en curso si el Señor Jesucristo lo permite regresaremos con la programación para el segundo período académico de la asignatura de Ciencias Económicas y Políticas, en ésta ocasión tendremos una excelente programación relacionada con la política y los valores fundamentales en la construcción de una sociedad justa, equitativa e igualitaria. Anhelo que sus aportes contribuyan a enriquecer la labor de nuestro proyecto. Un gran abrazo fraternal, Adán Ovalle, gestor del proyecto.
Y SIGAN RECORDANDO: AMEN LA VIDA DICIENDO NO A LAS DROGAS NI A LA VIOLENCIA.
Buenos días mis amig@s cinéfilos de Séptimo arte y algo más:
dentro del marco de la conmemoración de los 50 años de la creación del
agente 007 JAMES BOND, éste viernes 22 de marzo del año en curso
presentaremos la espectacular película SKYFALL interpretada por Daniel
Craig. Así, cerraremos el primer período académico de nuestro proyecto.
Espero la disfruten al máximo.
TÍTULO: SKYFALL DIRECTOR: SAN MENDES LUGAR: SALA DE AUDIOVISUALES I.E SANTANDER HORA: 2 y 45 de la tarde. FECHA: VIERNES 22 DE MARZO DE 2013.
FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA:
Película: Skyfall. AKA: 007 Skyfall / Bond 23. Dirección:Sam Mendes. Países:Reino Unido y USA. Año: 2012. Duración: 143 min. Género:Acción, thriller. Interpretación:Daniel Craig (James Bond), Judi Dench (M), Bérénice Marlohe (Sévérine), Javier Bardem (Silva), Ralph Fiennes (Gareth Mallory), Ben Whishaw (Q), Naomie Harris (Eve), Helen McCrory (Clair), Albert Finney (Kincade), Ola Rapace (Patrice). Guion: John Logan, Neal Purvis y Robert Wade; a partir de los personajes creados por Ian Fleming. Producción: Barbara Broccoli y Michael G. Wilson. Música:Thomas Newman. Fotografía: Roger Deakins. Montaje: Stuart Baird. Diseño de producción: Dennis Gassner. Vestuario: Jany Temime. Distribuidora:Sony Pictures Releasing de España. Estreno en Reino Unido: 26 Octubre 2012. Estreno en España:31 Octubre 2012. Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.
Sinopsis
En “Skyfall”, la lealtad de James Bond hacia M será puesta a prueba
cuando el pasado de M vuelve para atormentarla. Su vida se verá en
peligro, de modo que el agente 007 deberá localizar y eliminar la
amenaza, sin importar el precio personal que tendrá que pagar. Tras el
fracaso de la última y fatídica misión de Bond y revelarse la identidad
de varios agentes secretos en distintos puntos del planeta, la sede del
MI6 es atacada, obligando a M a trasladar su agencia. Debido a estos
sucesos, su autoridad y posición se verán amenazados por Mallory, el
nuevo Presidente del Comité de Inteligencia y Seguridad. Ahora, el MI6
se enfrenta a amenazas tanto externas como internas por lo que M decide
acudir al único aliado en quien puede confiar: Bond. El agente 007
desaparece en las sombras con una única aliada: la agente de campo Eve.
Juntos le seguirán la pista al misterioso Silva, cuyas letales y ocultas
motivaciones están aún por desvelarse.
POSTER DE LA PELÍCULA:
TRAILER DE LA PELÍCULA:
RECUERDEN: AMEN LA VIDA DICIENDO NO A LAS DROGAS NI A LA VIOLENCIA.
"PORQUE EL CINE ES LA MEJOR OPCIÓN PARA COMPARTIR"
En 1953, un escritor escocés y de familia acomodada llamado Ian Fleming publicaba “Casino Royale”, primera novela en la que presentaba a James Bond,
agente secreto del MI6 —servicio de inteligencia británico— cuyo
objetivo era dejar en bancarrota a un agente de SMERSH apodado Le
Chiffre. En aquella primera incursión de Bond se incluían personajes
como Vesper Lynd, destinada a asistirle en su misión, o Felix Leiter, un
agente de la CIA en el que encontraba un aliado. Aquella galería de
personajes protagonizaba una aventura de casinos, alto espionaje, bellas
mujeres y en el centro, él. El hijo literario de Fleming era el
protagonista de una ficción heredera del serial y del pulp,
escrita no con ánimo de trascender en su valor literario, sino de
convertirse en ese éxito editorial de naturaleza ligera. Era, también,
más que eso: el principio de una fantasía abiertamente masculina —y sí,
machista—, la de ese hombre viviendo una vida sin más compromiso que el
que profesa hacia la aventura, sin más filosofía que la de un hedonismo
celebrado a través de escenarios paradisíacos en los que disfrutar de
una sexualidad promiscua —y orgullosa de serlo— y Martinis con vodka.
Lo que seguramente no imaginó Fleming es que durante el siguiente
medio siglo, James Bond iba a convertirse en eminente icono de la
cultura popular, un personaje generador no solo de una ingente saga
literaria, sino también de una longeva saga cinematográfica que iría más
allá de las adaptaciones, amén de una versión televisiva, otra apócrifa, alguna que otra parodia,
tiras diarias de prensa y videojuegos. Bond también era ese agente
transformador e influyente en esa cultura: una franquicia que daría
cabida a cantantes incipientes y de éxito —desde Louis Armstrong a Adele
pasando por Alicia Keys y Jack White, Nancy Sinatra, Shirley Bassey,
Tina Turner, Paul McCartney y Wings, Carly Simon, Tom Jones o A-ha—
dispuestos a adaptar su estilo personal a las claves del universo visual
y sonoro del personaje —sin interferir con las brillantes composiciones
de John Barry para la serie, con su tema principal como estandarte—; unos títulos de crédito que, a partir de los diseños de Maurice Binder,
reforzaron una identidad seductora que encontraría gran recorrido en la
imaginería colectiva; y unas coordenadas estilísticas del héroe y sus
aledaños siempre en busca de lo memorable, desde el eterno esmoquin en
sus muchas variantes con pajarita y corbata a los infinitos gadgets
proporcionados por Q, pasando por sus armas o sus coches, todos ellos
parte integrante de la caótica pero rutilante mitología que le define.
Medio siglo de esa mitología, evidentemente, ha dado pie a todo tipo
de mutaciones y variaciones sobre un esquema de partida, hasta el punto
de que han sido las películas de James Bond las que más han esculpido su
figura, quizá por encima de las novelas escritas por Fleming. En sus
sucesivas encarnaciones en la piel de distintos actores, el agente 007
ha sido el tipo duro y misógino con un punto socarrón al que daba vida Sean Connery; el violento pero simpático, sexualmente menos rotundo que fue con George Lazenby; el autoparódico que era Roger Moore; el ojeroso agente de cierto aire psicótico de Timothy Dalton; el equilibrado punto medio entre todos ellos que significaba Pierce Brosnan; y el hombre rocoso pero humano, vulnerable física y emocionalmente de Daniel Craig.
Todos ellos han encendido debates sobre el que debiera ser el perfil
más ajustado, el modelo original. Pero lo cierto es que resulta casi
imposible determinarlo al tener en cuenta sus múltiples modelados y
remodelados a través de diferentes guionistas: Richard Maibaum, Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis
son los que más decidieron el rumbo y virajes de la saga y la
personalidad de su protagonista, aunque también ésta contó, en
momentos puntuales, con las colaboraciones de autores como Paul Dehn,
Roald Dahl o Tom Mankiewicz.
Mención aparte merecen los varios realizadores que pasaron por la
franquicia. Directores que, lejos de demostrar un pretendido corte
autoral, fueron contratados para —y valorados por— aportar oficio y
ritmo a cada aventura. Nombres como Guy Hamilton, Terence Young, Lewis Gilbert, John Glen o Martin Campbell
repitieron en varias ocasiones tras la cámara y dieron muestras de su
buen hacer. Otros cineastas pasaron por la serie para dejar una única
entrega con mayor o menor fortuna, caso de Marc Forster, Lee Tamahori, Roger Spottiswoode o Michael Apted. Todos ellos, en cualquier caso, pusieron su grano de arena a un corpus de películas que con “Skyfall” (Sam Mendes, 2012) ya alcanza los 23 títulos, y cuyas cumbres y hondonadas procedemos a repasar en la lista que sigue.
“James Bond contra Goldfinger” (Guy Hamilton, 1964).
Tercer largometraje de la serie y tercero protagonizado por Sean
Connery, a menudo “James Bond contra Goldfinger” es señalada como el
mejor ejemplo de lo que debe ser una película de James Bond. Dirigida
por Guy Hamilton en su primera contribución a la saga, destaca como un
magnífico entretenimiento que desborda magnetismo en toda su
iconografía. El tema de Shirley Bassey —la que más veces ha cantado a
Bond— es tan inolvidable como los cuerpos desnudos y bañados en oro que
desfilan en los créditos de Binder, referencia a su escena más
emblemática: aquella en la que el agente descubre el cadáver de Jill
Masterson (Shirley Eaton) recubierto de pintura dorada —un momento que muchos años después tendría su correspondiente homenaje en “Quantum of solace” (Forster, 2008)—. Pero también resultan memorables Gert Fröbe como el archivillano Goldfinger y su bizarro esbirro Oddjob (Harold Sakata), el rayo láser que amenaza a los genitales de 007 o, en general, esa base secreta diseñada por el gran Ken Adam.
“Desde Rusia con amor” (Terence Young, 1963). En la
segunda incursión de 007, Terence Young volvía a orquestar la acción y
adaptaba la quinta novela de Ian Fleming. Sobre un trasfondo de Guerra
Fría, el segundo Bond viajaba a la Europa soviética con escala en
Estambul y billete en el Orient Express, en una carrera por conseguir el
decodificador Lektor. “Desde Rusia con amor” mostraba a un héroe más
entregado a los placeres de su modo de vida, incluido un sugerido trío
con dos gitanas que se entregaban a él después de que hubiera salvado la
vida de su padre. También fue la primera película en la que hizo
aparición Q, que hasta su muerte tendría el rostro de Desmond Llewelyn,
la primera en la que un villano aparecía acariciando a un gato en su
regazo, y la primera que contó con tema musical propio, a cargo de un
Matt Monro que complementaría la que fuera una de las mejores bandas
sonoras de John Barry.
“La espía que me amó” (Lewis Gilbert, 1977). Fue el
tercer filme que protagonizó Roger Moore y, quizá, el mejor de todos en
los que participara. Curiosamente, y pese a tomar el título de la novela
de Fleming, nada tenía que ver con su argumento original. De nuevo con
la Guerra Fría como telón de fondo, Bond se aliaba —y algo más— con la
espía rusa Anya Amasova (Barbara Bach) para evitar que el magnate y científico Karl Stromberg (Curd Jürgens)
llevara a cabo sus planes de destruir el mundo y fundar una
civilización subacuática. En “La espía que me amó” veíamos persecuciones
sobre esquís —un clásico de la saga—, batallas bajo el océano a bordo
de submarinos y a Tiburón (Richard Kiel), celebrado y
gigantesco esbirro que repetiría en la espacial “Moonraker” (Gilbert,
1979). También entre los méritos de la entrega está el de contar con una
de las mejores canciones —la emotiva Nobody Does it Better,
cantada por Carly Simon y mil veces versionada— para acompañar a una de
las mejores creaciones para los créditos de Binder, en la que la fusión
entre siluetas de mujeres y armas alcanzaba su mejor expresión.
“Casino Royale” (Martin
Campbell, 2006). Cuatro años después del último Bond de Pierce Brosnan,
la saga se lanzó a una renovación que se revelaba más necesaria que
nunca. Aquella remodelación tomó como referencia la primera novela de
Ian Fleming, “Casino Royale”, la cual había sido adaptada en una versión
televisiva previa a la llegada del personaje al cine y en una parodia
coral sin demasiada repercusión, pero nunca de forma seria en una
película para la gran pantalla. Segunda participación del director
Martin Campbell en la serie, “Casino Royale” fue la oportunidad para
volver a un James Bond más estoico y físico, pero también para otorgarle
una humanidad que había perdido entre la autoparodia y el jugueteo con
el género. El británico Daniel Craig fue el elegido para ser el nuevo
rostro de 007, una elección acertada que recogía a la perfección la
brutalidad y la vulnerabilidad pretendidas. La demostración de ese
acento emocional se hallaba en la relación de Bond con Vesper Lynd (Eva Green),
cuyo dramático sino iba a determinar la continuidad de la cinta —con
mucha menos fortuna— en “Quantum of solace”. Se trataba, además, de un
filme más consciente de las nuevas tendencias del cine de acción —la
influencia ineludible de la saga Bourne— y preocupado por el diseño de la set piece, como demostraba su espectacular persecución inicial en Madagascar.
“GoldenEye” (Campbell, 1995). Debut en el papel de
Pierce Brosnan, es también la mejor de las cuatro películas en las que
intervino el actor irlandés. Dirigida por el oficioso Martin Campbell,
la cinta aprovechaba el escenario de post-Guerra Fría —la acción iba
desde San Petersburgo a Cuba— para su trama y disponía uno de los
villanos más carismáticos de la saga, el traidor agente 006 al que
interpretaba Sean Bean. También supuso la primera vez de Judi Dench
como M —un rol al que se ha mantenido fiel hasta hoy día—, y un notable
éxito al que ayudó la canción homónima cantada por Tina Turner.
Solvente, divertida y repleta de acción, “GoldEneye” se ganó rápidamente
el ser una de las estimadas entregas de James Bond, y propició además
un magnífico videojuego de modalidad shooter desarrollado por Rare.
“007 al servicio secreto de su Majestad” (Peter
Hunt, 1969). Tras un primer abandono de la saga por parte de Sean
Connery, el australiano George Lazenby vino a reemplazar al actor
escocés en el papel. Lazenby, que había estado en la armada australiana y
que llegó a ser el modelo mejor pagado del mundo, supuso un cambio de
perfil que muchos nunca pudieron digerir. Pero lo cierto es que, en su
primera y última encarnación del personaje, aportó una alternativa más
que interesante, un agente que quedaba despojado de las connotaciones
más rudas y machistas de Connery y que ofrecía una versión más simpática
pero, no por ello, menos violenta. Esa parcial suavización se veía, por
ejemplo, en el pasaje en que incide la canción compuesta por Louis
Armstrong —con letra de Burt Bacharach, nada menos—, en la que Bond y
Tracy (Diana Rigg) comparten idílicos paseos por la
playa o el parque cual sendos enamorados en una dulcificada cinta
romántica. Dos curiosidades: Lazenby sería nominado al Globo de Oro® a
la mejor promesa masculina; y en una escena dada, encontramos una pista
sobre la genealogía de la familia Bond cuyo lema, tomado del epitafio de
Alejandro Magno, es “El mundo nunca es suficiente”, el cual daría
muchos años después título a otra película Bond, menos lograda que la
que nos ocupa.
“Agente 007 contra el Doctor No” (Terence Young,
1962). Fue la primera, el punto de partida sobre el que se construiría
todo el universo cinematográfico del personaje creado por Ian Fleming.
Pese a significar su debut en la gran pantalla, “Agente 007 contra el
Doctor No” ya contenía las claves esenciales que forjaban la identidad
de su protagonista y, además, una de las escenas más recordadas de toda
la serie: Ursula Andress en una playa idílica luciendo
su escultural cuerpo y un memorable bikini blanco. Aunque en esta
primera aventura aún faltaban elementos y personajes importantes de la
mitología Bond, no dejaba de ser un muy digno comienzo que, además, daba
entrada a un Sean Connery que inmediatamente se reveló como un perfecto
007.
“Solo se vive dos veces” (Gilbert, 1967). Quinto
largometraje dedicado al agente y quinta interpretación de Connery,
“Solo se vive dos veces” llevaba a 007 hasta lejano oriente, donde
acudía para investigar un conflicto espacial internacional en el que
algo tenía que ver la organización SPECTRE. Una de las entregas más
celebradas de la franquicia, en ella cobraba protagonismo como villano
Ernst Stavro Blofeld (Donald Pleasance), antagonista de cara desfigurada y gato blanco sobre sus piernas que Mike Myers tomaría como modelo para crear al Dr. Maligno en su trilogía de Austin Powers. Asimismo, el filme contaba con otra de las grandes canciones de la serie: You Only Live Twice,
cantada por Nancy Sinatra, era una joya que incorporaba sonidos
orientales en una sintonía una vez más erótica, seductora y con un punto
de emotividad. Un tema, por cierto, que encontraría una relectura por
parte de los creadores de la serie “Mad men” (2007-), para poner el
punto y seguido en la evolución de un protagonista, Don Draper (Jon Hamm), nada alejado de los trazos que definen a James Bond.
“Operación Trueno” (Terence Young, 1965). Cuarta
película Bond y tercera dirigida por Terence Young —sin duda, uno de los
mejores realizadores de la serie—, “Operación Trueno” cosechó un gran
éxito con las claves de siempre y un mayor rodaje tanto de la saga como
de su estrella, Sean Connery. Paisajes exóticos, enfrentamientos
subacuáticos, una despampanante Claudine Auger luciendo
palmito en una playa de ensueño y un tema principal a cargo de Tom
Jones fueron los complementos perfectos para perfeccionar una fórmula
que funcionó mejor que nunca: de hecho, y ajustando las ganancias a la
inflación, aún hoy sería la entrega más taquillera de toda la
franquicia. Un triunfo rotundo al que, además, hay que añadirle el
Oscar® a los Mejores Efectos Especiales que se llevara John Stears, por toda una sofisticada galería de gadgets
entre los que destacaba el propulsor que permitía a Bond escapar de un
tiroteo y volar hasta su Aston Martin. Curiosamente, la misma novela en
la que se basaba, la novena que escribiera Fleming, dio pie a una
película apócrifa. Rodada más de dos décadas después, “Nunca digas nunca jamás” (Irvin Kershner, 1983) fue el resultado final de una larga cadena de desavenencias entre el escritor, el productor Kevin McClory y el guionista Jack Whittingham.
La cinta también contó con el protagonismo de Sean Connery —quien
además fue parte activa de la producción—, pero desde el principio fue
considerada “no oficial” debido a que se había realizado al margen de Eon Productions,
la compañía que ostentaba los derechos sobre el personaje. Esto se
tradujo, evidentemente, en una serie de problemas legales que, entre
otras cosas, impidieron incluir la sintonía oficial de Bond.
“Licencia para matar” (John Glen, 1989). De las dos
entregas protagonizadas por Timothy Dalton y dirigidas por John Glen
—otro habitual tras la cámara—, “Licencia para matar” quizá merece ser
destacada por su inusitada violencia —como muestra, la suerte que les
espera al matrimonio Leiter— y por ser la perfecta muestra de un Bond
poco dado a las bromas, de un carácter más tosco y menos elegante,
también un tanto oscuro. Una aspereza casi desagradable que acabaría
convirtiendo éste en uno de los filmes más infravalorados del personaje,
recibiendo en su día una fría acogida tanto por parte del público como
de la crítica.
Las otras misiones de James Bond. Junto a la mencionada “Licencia para matar”, “007: Alta tensión” (Glen,
1987) forma un estimable díptico con Timothy Dalton como estrella que
merecería ser tenido en cuenta como ese extraño desvío de la fórmula que
no llegó a cuajar. Entre los títulos protagonizados por Roger Moore,
también cabría guardar un lugar especial a “Octopussy” (Glen, 1983), entre otras cosas recordada por el disfraz de payaso en que se enfundaba el actor, y “Moonraker” (Gilbert, 1979), odisea espacial y delirante que, bajo la influencia de la ciencia-ficción setentera, encajaba como el perfecto guilty pleasure de la saga. Completan la hornada de películas de Moore “Solo para sus ojos” (Glen, 1981), retorno al Bond más recto y controlado tras la locura de “Moonraker”, “Vive y deja morir” (Hamilton, 1973), que dejó para el recuerdo la popera y anfetamínica canción de Paul McCartney y Wings, “Panorama para matar” (Glen, 1985), con la imponente presencia de Grace Jones, y “El hombre de la pistola de oro” (Hamilton, 1974), prometedor cara a cara con Christopher Lee que se quedó en una de las aventuras más irregulares y menos queridas de Bond.
También cabe citar en este apartado la despedida de Sean Connery en la menor “Diamantes para la eternidad” (Hamilton,
1971) y las tres decepciones que siguieron a “GoldEneye” con Brosnan
como protagonista: las ambiciosas pero mediocres “El mañana nunca muere” (Roger Spottiswoode, 1997), “El mundo nunca es suficiente” (Michael Apted, 1999) y, especialmente, “Muere otro día” (Lee Tamahori, 2002) —con todo, se hace difícil olvidar a Halle Berry emergiendo de entre las aguas—. Por último, generalmente tampoco inspira un buen recuerdo en el fan de Bond la insípida “Quantum of solace”,
continuación de “Casino Royale” que se perdía en una descafeinada trama
y una severidad casi plomiza en la que prácticamente desaparecía el
sentido de lo lúdico.
Buenas tardes mis amigas de Séptimo arte y algo más:
mañana viernes 8 de marzo, haremos una función especial para todas
ustedes dentro del marco de la Conmemoración del Día Internacional de la
Mujer. Por ello, proyectaremos la película de la directora austriaca
Feo Adalag, LA EXTRAÑA una película que debes ver para
dimensionar las secuelas de la violencia intrafamiliar que se genera en
muchos de nuestros hogares y que hoy, debemos detener. Sean todas
bienvenidas.
PELÍCULA: LA EXTRAÑA DIRECTORA: FEO ADALAG LUGAR: SALA DE AUDIOVISUALES- I.E. SANTANDER HORA: 2 Y 45 DE LA TARDE. FECHA: 8 DE MARZO DE 2013
FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA:
La
extraña" o "Die Fremde" en su nombre original, es
la ópera prima de la realizadora Feo Aladag. Y no necesita mayor presentación,
su nominación al Oscar como la mejor película extranjera 2011 y el Prix Lux del
Parlamento Europeo, son solo pruebas que sostienen lo que para el espectador es
evidente: se trata de una cinta bien lograda.
Si bien
la temática es recurrente: el maltrato a la mujer y el fundamentalismo religioso,
la lectura y la atmósfera que plantea la autora, vuelven a poner en la mesa de
discusión, la tradición y los conflictos a los que cientos de mujeres se
enfrentan en su afán de autodeterminación.
Nada
alejado de la realidad, por el contrario, nos hace pensar en los múltiples
asesinatos que ocurren en el mundo amparados en algún "dictamen
consuetudinario". Es la historia de Umay, una joven turca nacida en
Alemania que vive con su hijo Cem y su esposo Kemal. Pocos minutos, luego de
ver el escenario en el que se desencadenará el final, la trama comienza con una
abrupta marea de violencia ejercida por Kemal. De un tenso silencio a un ruido
de imágenes grises.
Umay huye
con su hijo hacia Alemania, a la casa de sus padres. La acogen, pero tan pronto
como anuncia que su marido no vendrá con ella, la guerra entre el deseo y la
tradición se encarnan en una disputa sin dilaciones. Una madre que entiende el
sufrimiento de su hija por el maltrato que ha padecido pero que al mismo tiempo
se niega a aceptarlo. Un padre que lo asume como una mancha en el honor y que
no vacila en contactar a Kemal para que se la lleve de vuelta. Y un hermano al
borde de la locura y el fanatismo, sino son lo mismo.
La
familia contra ella. La errónea imposición de una moral que está en contra de
las propias aspiraciones de los seres humanos. Así comienza su éxodo y su
nómada rutina, de no establecerse en ninguna parte y siempre jugar a la
extraña, que lleva y que pretende "dejar algo" pero a la que le
quitan casi todo, incluso su hijo.
Una cinta
bien construida, que no nos deja respirar y mantiene un intenso nivel de
tensión hasta el final en el que el espectador llevará su catarsis al límite.
La migración y la educación como forma de lucha y "ser más" no han
escapado al guión. Los breves instantes de felicidad y distensión son apenas
transicionales en el film, como por ejemplo, cuando Rana canta a Cem en una
escena que enternece, pero que apenas dura para dar con otra larga y difícil.
Las
fuerzas se extrapolan entre los que acogen a Umay y aquellos que la rechazan,
como su familia; de la misma forma que se pendula entre lo que se quiere y lo
que no se puede. Entre el super-yo de los valores y el yo de ser lo que deseamos,
una constante en Umay, que pese a huir de su casa para proteger a su hijo,
decide regresar a ella aun cuando la rechacen con un portazo en la cara.
En
Alemania, un país de libertades, Umay pertenece a un enclave del fanatismo, la
violencia contra la mujer y las costumbres contrarias a los amparos legales
germanos. Migrante, casi paria y sin profesión no son cualidades aplaudidas, y
que aún más vulneran y predisponen las condiciones de sufrir abusos.
Hace seis
años, Feo Aladag rodó una película para la campaña "Violencia contra las
mujeres" de Amnistía Internacional, en un momento en que las noticias
acerca de los "homicidios por honor" llenaban los medios alemanes. En
ese contexto se le ocurrió rodar la película.
Y aunque
Aladag no ha pretendido convertir a la cinta en un estudio o retrato de los
inmigrantes turcos; ha logrado un drama cinematográfico, y a veces psicológico
que nos hace pensar en un suspense. En cada escena nos plantea una
interrogante: ¿hasta qué punto la reputación social, las convenciones y el
fanatismo religioso pueden pesar en la felicidad de los individuos? (VPA
POSTER DE LA PELÍCULA:
TRAILER DE LA PELÍCULA:
RECUERDEN AMEN LA VIDA DICIENDO NO A LAS DROGAS NI A LA VIOLENCIA.
"PORQUE EL CINE ES LA MEJOR OPCIÓN PARA COMPARTIR"
FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Día Internacional de la Mujer: 8 de marzo 2013
El tema de este Día Internacional de la Mujer 2013, celebrado anualmente el 8 de marzo, es: “Una promesa es una promesa: momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra las mujeres”.
MIS AMIGAS: Las invito a que lean todo lo relacionado a éste gran evento internacional en: http://song.unwomen.org/es