|
CINEMA PARADISO (1989) Dirección: Giuseppe
Tornatore. Intérpretes: Philippe Noiret, Salvatore Cascio, Marco Leonardi,
Jacques Perrin.
Magistral película sobre la amistad, el cine y
la vida que difícilmente dejará indiferente al espectador.
|
Conmovedora
y profunda película de Giuseppe Tornatore, una de las más destacadas de la
carrera del director italiano que incluye otros títulos interesantes como "Pura
formalidad" (1994), "El hombre de las estrellas" (1995), o "Malena" (2001). En
"Cinema Paradiso (Nuovo Cinema Paradiso)", Tornatore relata la historia de la
relación de amistad que se establece entre Totò, un niño huérfano en un pequeño
pueblo de Sicilia en la Italia de la posguerra, y Alfredo, el proyeccionista del
cine del pueblo; el cine Paraíso. A través de esta historia, el director
aborda las diferentes etapas de la vida de Totò desde su infancia hasta su
madurez, en la que ya convertido en un director de cine reconocido, recibe la
noticia de la muerte de Alfredo. El relato de esta relación lleva a abordar la
naturaleza de algunos elementos constitutivos de la existencia humana como la
amistad, el amor, la identidad, el paso del tiempo, la memoria o la muerte.
La
historia comienza cuando Salvatore, un director de cine en la Roma de finales de
los años setenta, recibe la noticia de una llamada de su madre desde su pueblo
natal de Giancaldo, en Sicilia, al que no ha regresado en más de treinta años.
Cuando escucha que el motivo de la llamada de su madre es la muerte de Alfredo
su gesto se descompone y su memoria le lleva a finales de los anos cuarenta, en
la Sicilia de la posguerra y su infancia en Giancaldo. La historia se divide
así en tres partes diferenciadas abarcando la niñez, primera juventud y madurez
del personaje de Salvatore. Las dos primeras son realmente la base constitutiva
de la historia y donde se relata la relación entre Totò y Alfredo en Giancaldo
en los años de niñez y primera juventud de Totò. La tercera sirve esencialmente
para apoyar el desenlace de la historia, narrando el regreso de Totò, ya
convertido en Salvatore, a Giancaldo para el funeral de Alfredo.
La
mayor parte de la historia se narra por tanto en retrospectiva, a modo de
flash-back en el que Salvatore rememora los principales episodios de su amistad
con Alfredo desde que siendo niño y huérfano, comienza su relación con el
proyeccionista y su pasión por el cine. Ya en su adolescencia, la figura de
Alfredo se convierte en la de guía y mentor para Totò, no solo en el aprendizaje
del oficio de proyeccionista sino también respecto al amor y la vida.
Finalmente, es Alfredo quién impulsa a Totò a abandonar Giancaldo y empezar
una nueva vida que culminara con el logro de su sueño de convertirse en
cineasta. En la recreación de la partida y el viaje abandonando sus orígenes
para comenzar una nueva vida, la historia recuerda a otras películas italianas
situadas en el mismo periodo como "I Vitelloni" (1953).
La
película destaca especialmente por el carácter universal de los temas abordados
como la amistad, el amor, el paso del tiempo, la muerte o el recuerdo. Y lo hace
sin caer en lo convencional ni los estereotipos. En el tratamiento de los
principales temas de la historia (la muerte de Alfredo; el regreso de Salvatore
a Giancaldo; la amistad entre Toto y Alfredo; el amor del joven Salvatore hacia
Elena; o la pasión de los habitantes del pueblo por el cine), los personajes y
sus relaciones aparecen de manera natural y sincera, y el espectador se
identifica con ellos desde el primer momento. Junto a esta base temática de
carácter universal, la película evoca igualmente muchos aspectos relativos a la
realidad específicamente italiana de dicho periodo. Entre ellos cabe destacar:
la recreación de la vida en un pequeño pueblo siciliano; la infancia, el papel
de la iglesia, la censura y la escuela en la Italia de la posguerra, que
recuerda a escenas de "Amarcord" (1973) de Federico Fellini; los comienzos de la
inmigración hacia Alemania; la transferencia de poder de la Iglesia a poderes
políticos y económicos; o la desaparición de toda una época de la historia del
cine en Italia con la demolición del cinema paradiso, que recuerdan similar
planteamiento en películas como "Splendor" (1988) de Ettore Scola.
La
película es igualmente un homenaje al cine y sus estrellas. Varias escenas que
muestran a los habitantes de Giancaldo asistiendo a las proyecciones resultan
simplemente memorables, mostrando no sólo la experiencia de ver películas en los
habitantes de la Sicilia rural en los años cincuenta, sino el impacto que el
cine, sus historias y sus estrellas tuvo en la sociedad y sus costumbres. La
película esta repleta de referencias a grandes películas, desde "La diligencia"
(1939) a "El jeque Blanco" (1953), y figuras de la historia del cine como
Charles Chaplin, Buster Keaton, Clark Gable, Henry Fonda, John Wayne, Jimmy
Stewart, Brigitte Bardot o Marilyn Monroe, por citar algunos de los que aparecen
mencionados o retratados en la película.
Respecto
a las interpretaciones, cabe destacar a Philippe Noiret, excelente actor, que en
su papel de Alfredo consigue con su aspecto cálido y su carácter próximo
transmitir una sencillez y serenidad esenciales para la historia. Evoca la
figura no solo paterna para el Totò niño, sino también de guía y mentor para el
joven Salvatore, y de conciencia y memoria para el Salvatore adulto. En su
función de personaje de motor y referente en la transformación de la identidad
de otra persona, y con el paisaje del mediterráneo al fondo, recuerda a su
interpretación de Pablo Neruda en "El Cartero" (1994). Como señalado
anteriormente, el papel de Totò es interpretado por tres actores diferentes
correspondientes a la infancia (Salvatore Cascio), juventud (Marco Leonardi), y
madurez (Jacques Perrin) del personaje. Las tres interpretaciones cumplen su
cometido y permiten hacer verosímil la continuidad en la historia, aunque, como
suele ser el caso, es especialmente emotiva la interpretación de Salvatore
Cascio como Toto niño y que evoca otros personajes infantiles de películas del
neorrealismo italiano como el papel de Bruno (Enzo Staiola) en la película de
Vitorio de Sica, "Ladrón de Bicicletas" (1948), o el de Edmund (Edmund Köhler)
en "Germania Año Cero" (1947) de Roberto Rossellini.
Destaca
igualmente la música de Ennio Moricone que recrea de manera excelente la
atmósfera de emotividad y nostalgia de la historia. Finalmente cabe señalar que
Cinema Paradiso recibió merecidamente múltiples premios y reconocimientos, entre
ellos el Óscar y el Globo de oro a la mejor película extranjera.
En
definitiva, una conmovedora historia sobre la naturaleza de la existencia humana
en sus diferentes etapas desde la infancia y la adolescencia hasta la madurez, y
una reflexión sobre algunos de sus elementos constitutivos como la amistad, el
amor, la identidad, el paso del tiempo, la memoria o la muerte. Todo esto
con el cine como principio y final, y con varias décadas de la historia de
Italia como trasfondo. Una película inolvidable que, como toda obra maestra,
difícilmente dejará indiferente al espectador.
Tomás
Soria
|
Giuseppe Tornatore aborda
en esta película la historia de Totó-Salvatore, un niño inquieto que vive en un
remoto pueblo del sur de Italia y que parece inevitablemente destinado a vivir
por y para el séptimo arte. Su mentor en un primer momento será el
proyeccionista del único cine del pueblo, Il Cinema Paradiso,
interpretado formidablementemente, como no podía ser menos, por Philippe Noiret.
|
No
está a la altura la interpretación del joven Salvatore que realiza Marco
Leonardi (“Como agua para chocolate”), pues no resulta tan interesante como el
Salvatore maduro, o tan despierto y curioso como el pequeño Totó. Pese a todo la
interpretación funciona, tal vez porque Leonardi aparece arropado por un elenco
de buenos secundarios representando a los variopintos personajes del pueblo.
La
gente llora, ríe, crece, tiene sexo, se alimenta, se relaciona, se grita en la
sala del Cinema Paradiso - qué ambiente tan diferente al que se respira
en algunas salas de cine actuales, que rezuman “intelectualidad” por los cuatro
costados... Conforme pasan los años vemos cómo se desarrolla la vida en el
pueblo a través del cine, así como el cambio en el cine mismo a través de la
selección de Tornatore de películas reales que son proyectadas en la ficción del
film.
Claro,
hay una historia de amor en la película (entre Salvatore y la joven Elena), pero
el verdadero “idilio” es el que se da entre el protagonista y el Cine, con
mayúscula y con todo lo que supone. Tributo sentimental de Tornatore, y por qué
no, cursi, pero con una cursilería paradójicamente tan genuina que hasta al
espectador más duro, a poco que le guste el cine, se le saltará alguna que otra
lágrima. ¿Cómo olvidar la mítica escena en que el maduro y consagrado
Salvatore asiste, en un patio de butacas vacío, a la proyección de todos los
besos eliminados del metraje por la censura, que Alfredo (Noiret) ha guardado
cuidadosamente y montado para él, a modo de regalo póstumo? Después de tantas y
tantas películas que nos muestran el lado más frívolo y “real” de la industria
del cine, ¡los románticos tenemos derecho a una película como esta, aunque
algunos la acusen de sensiblona!
Por
último destacaremos la banda sonora, ni más ni menos que de Ennio Morricone (con
la colaboración de Andrea Morricone), que seguro le será familiar a más de uno,
incluso si no ha visto la película.
|
"Cinema Paradiso" narra la maravillosa historia de Salvatore Di Vita, un
joven cuyo amor por el cine, su tierra, su novia y su amigo del alma le inspiran
a mejorar como persona. Un paseo bello y nostálgico por su vida, su
infancia, su adolescencia y su adultez. |
Giuseppe
Tornatore conjugó los sueños de todo cinéfilo, vivir en una fábula donde cada
caída signifique un levantamiento más fuerte, donde se puede jugar con el
tiempo, con la tristeza y con la alegría, un mundo al cual tan solo podemos
observar y añorar.
Magnificas
interpretaciones de los tres Salvatore, el adulto, el joven y el niño; con
especial mención de los dos últimos, quienes sencillamente se roban la película
con el carisma que impregnaron a las andanzas del personaje central; también
tenemos el privilegio de contar con Philippe Noiret , quien brinda una
encarnación sencillamente magistral como el bondadoso operador del
cinematógrafo.
La
partitura de Ennio Morricone jamás defrauda, al igual que la hermosa fotografía
de Blasco Giurato y por sobre todas las cosas cabe admirar el magnifico trabajo
de Tornatore tanto en el guión como en la dirección de esta bella cinta que ya
forma parte del salón de honor del séptimo arte, un trabajo al cual no le falta
nada, una obra maestra contemporánea.
"Cinema
Paradiso" cuenta además entre sus mejores logros con uno de los finales mas
enternecedores de la historia del cine, un epílogo antológico para un cinéfilo
empedernido como el que les escribe, un momento invaluable para cerrar esta
hermosa y monumental película.
Pierluigi Puccini
RECUERDEN. AMEN LA VIDA DICIENDO NO A LAS DROGAS Y A LA
VIOLENCIA.
"PORQUE EL CINE ES LA MEJOR OPCIÓN PARA
COMPARTIR".
|