Buenos días mis amig@s cinéfilos de Gestión comunitaria: el próximo jueves 10 de mayo del año en curso proyectaremos la película interpretada por Daniel Craig, RESISTENCIA del director Edward Zwick, nominada al Premio Oscar 2009 como mejor Banda sonora.
LUGAR: SALA DE AUDIOVISUALES, INSTITUCIÓN EDUCATIVA SANTANDER
HORA: 2 Y 45 DE LA TARDE.
FECHA: 10 DE MAYO DE 2012.
CUESTIONARIO:
1. Evalúe y determine ¿qué planos utiliza el director en su película?. (Fotos anexas)
2. Resuma ¿cómo se hizo la producción cinematográfica?
FICHA TÉCNICA PELÍCULA RESISTENCIA
Dirección: Edward Zwick.
Países:
USA y Reino Unido.
Año:
2008.
Duración:
137 min.
Género:
Drama, acción, bélico.
Interpretación:
Daniel Craig (Tuvia Bielski), Liev Schreiber (Zus Bielski), Jamie Bell (Asael
Bielski), Alexa Davalos (Lilka), Allan Corduner (Shimon), Mark Feuerstein
(Isaac), Tomas Arana (Ben Zion Gulkowitz), Jodhi May (Tamara), Kate Fahy (Riva
Reich), Iben Hjejle (Bella), Martin Hancock (Peretz).
Guión:
Edward Zwick y Clayton Frohman; basado en el libro "Defiance: The Bielski
partisans" de Nechama Tec.
Producción:
Edward Zwick y Pieter Jan Brugge.
Música:
James Newton Howard.
Fotografía:
Eduardo Serra.
Montaje:
Steven Rosenblum.
Diseño
de producción: Dan Weil.
Vestuario:
Jenny Beavan.
Estreno en USA: 16 Enero 2009.
Estreno en España: 9 Enero 2009.
La película está basada en un hecho real ocurrido
en Polonia en el año 1941.
...
Tras la invasión de Polonia, muchos polacos y judíos fueron perseguidos por el régimen nazi, en
especial los destacamentos Einsatzgruppen por lo
que los pocos sobrevivientes se vieron obligados a huir de sus casas y pueblos
para esconderse durante años tratando de salvar su vida.
Tras huir de Polonia, se refugiaron en los bosques de Bielorrusia, donde se encontraron con parte de la
resistencia soviética que luchaba contra el ejército nazi. Pese a que la Otriad
Bielski comenzó siendo una pequeña banda que se dedicaba al pillaje
y a las escaramuzas, pronto comenzaron a ser más numerosos, en parte debido a
que la popularidad de la Otriad se extendía rápidamente.
Pero pronto surgieron las tensiones, Zus, el
hermano de Tuvia y co-líder de la Otriad, estaba en desacuerdo con las tácticas
a emplear de su hermano, y junto a casi la mitad de los combatientes de la
Otriad se unió a los partisanos soviéticos para luchar contra los alemanes,
pero pronto comenzaron a surgirles problemas pues el antisemitismo clandestino
estaba presente en los líderes partisanos, mientras, la Otriad de Tuvia seguía
enfrentándose a las razias alemanas, a las enfermedades como el tifus
y al frío extremo, pero aun así, lograban sobrevivir a duras penas.
Un día, los alemanes estaban decididos a acabar de
una vez con la Otriad así que el campamento fue bombardeado por Stukas alemanes, los judíos se vieron obligados a huir de los
bosques hacia las ciénagas, donde tuvieron que enfrentarse incluso a tanques e
infantería regular, pese a que estaban ligeramente armados, cuando un tanque Panzer IV estaba a punto de matar a Tuvia,
aparece Zus con los demás combatientes judíos, los cuales destruyen el tanque,
y finalmente vuelven a reunirse para continuar su éxodo.
POSTER PELÍCULA RESISTENCIA
TRAILER PELÍCULA RESISTENCIA:
FOTOS ANEXAS PARA SU EVALUACIÓN.
CÓMO
SE HIZO "RESISTENCIA"
Notas de producción © 2008 Aurum
1. El proyecto
Edward Zwick, alabado director de “TIEMPOS DE GLORIAS” y
“DIAMANTE DE SANGRE”, lleva a la gran pantalla esta extraordinaria historia no
contada hasta la fecha, convertida en un drama de acción sumamente emocionante
sobre la complicada naturaleza de la venganza y la salvación, el poder de la
comunidad y las ansias de vivir cuando no queda esperanza alguna. Rodada en
Lituania con un entregado equipo técnico y artístico encabezado por Daniel
Craig y Liev Schreiber, los responsables del filme buscaron recrear minuciosamente
una historia que no es solo excepcional por sí misma, sino que también arroja
nueva luz sobre un importante hecho histórico acaecido durante la 2ª Guerra
Mundial. Al igual que Zwick nos descubrió anteriormente un capítulo oculto de
la Guerra de Secesión norteamericana y su regimiento afroamericano en su
película ganadora del Oscar “TIEMPOS DE GLORIA”, ahora explora una conmovedora
realidad que ha quedado básicamente ignorada en el cine: la valerosa
resistencia de aquellos que se negaron a morir sin luchar. Comenta Zwick: “La
iconografía popular del Holocausto se ha referido fundamentalmente a las
víctimas. Es importante añadir complejidad a ese concepto, comprender que hay
una diferencia entre pasividad e impotencia, que el impulso a resistirse
siempre estuvo presente. “RESISTENCIA” trata de aquellos que lograron
resistirse, pero también trata del eterno conflicto entre el deseo de venganza
y el deseo de salvar a otros. Es una historia que nos lleva a preguntarnos:
¿Qué habría hecho yo en esas circunstancias? Y de ese modo, creo, se convierte
en una experiencia sumamente personal”. La historia de los hermanos Bielski y
de la comunidad que crearon en los oscuros y glaciales bosques de la Europa
Oriental ocupada por los nazis, sigue siendo a día de hoy una de las historias
más apasionantes que ha habido y, sin embargo, pocos la conocen. La historia
salió inicialmente a la luz, si bien por poco tiempo, cuando, en 1944, en las
postrimerías de la Guerra, gentiles del lugar presenciaron un hecho increíble,
casi surrealista: más de 1.200 judíos surgieron de repente de las profundidades
del bosque. Al principio, los lugareños pensaron que se trataban de fantasmas.
Cómo, se preguntaban, podían haber sobrevivido estos pocos cuando tantos otros
habían acabado en los campos de exterminio.
Entre cuchicheos y rumores, empezaron a conocerse distintos
aspectos de la historia. En una época de creciente antisemitismo, los Bielski
se habían criado en la granja familiar de Stankevich, en lo que hoy se conoce
como Bielorrusia, pero entonces estaba en poder de los soviéticos. Físicamente
imponentes y carismáticos, los hermanos eran conocidos como luchadores,
rebeldes con fobia a la autoridad. Cuando se produjo la invasión nazi en junio
de 1941, arrollando la región con un masivo ataque terrestre y aéreo, los tres
hermanos fueron pronto identificados como probables alborotadores y se
convirtieron en objetivo de las SS, así como de la policía local.
Tras ello, se sucedieron rápidamente una serie de devastadoras
tragedias, los padres de los hermanos Bielski y muchos de sus seres queridos
(incluidas la mujer e hija pequeña de Tuvia) fueron asesinados en una ejecución
en masa de 4.000 judíos en el gueto de Novogrudok. Para salvar sus propias
vidas, los hermanos escaparon a los bosques locales, una vasta y tupida zona
que conocían desde su infancia. Allí, al poder ocultarse de sus perseguidores,
formaron un improvisado grupo de partisanos, decididos a luchar contra la
ocupación nazi y sus colaboradores. Pero, lo que empezó como una lucha por la
supervivencia y una búsqueda de venganza, se convirtió pronto en algo que
transcendió ambas cuestiones: un compromiso por salvar a todos los judíos
posibles, jóvenes y viejos, ricos o pobres. Dirigidos por Tuvia, su misión tuvo
un éxito que ninguno podría haber imaginado.
Con el tiempo, los Bielski se atrevieron incluso a
aventurarse de nuevo en los guetos, para ofrecer una oportunidad de escapar a
aquellos judíos que se enfrentaban sin remedio a la deportación y la muerte en
campos de concentración. Tras meses de implacable persecución, obligados a
menudo a trasladarse sobre la marcha en una interminable búsqueda de refugio
seguro, acabaron por crear una improvisada aldea en el bosque de Naliboki,
viviendo en refugios subterráneos (llamados zemlyankas), donde llegarían a
construir un improvisado hospital, un molino, un taller, una panadería, unos
baños públicos y hasta teatro y sinagoga. Entre el horror que se cernía a su
alrededor, este campamento secreto creció y se llenó tanto de vida que lo
bautizaron “la Jerusalén de los bosques”.
A medida que se corría la voz sobre lo que allí ocurría,
aumentaron considerablemente en número, hasta incluir a refugiados de todas las
profesiones y estratos sociales, desde Doctores y Abogados, a Granjeros y
Carpinteros, con mujeres trabajando y luchando junto a los hombres. Pese a
sufrir innumerables penurias, desde desnutrición, enfermedades contagiosas,
luchas con patrullas enemigas y discordias internas, lucharon por mantener un
asomo de normalidad en su vida, que les permitiera conservar su esperanza y, lo
que es más importante, su humanidad. Los niños acudían a clase, las parejas se
enamoraban y casaban.Todos, jóvenes y viejos, contribuían en lo que podían. Y
así nació una comunidad.
Mientras, los nazis ofrecían sustanciosas recompensas por
las cabezas de los hermanos, con la esperanza de atajar de raíz lo que no
tardaría en convertirse en una historia inspiradora que se extendía entre
aquellos que necesitaban desesperadamente un mínimo de esperanza. Aún así, la
comunidad creció y prosperó. Sus luchadores eran fundamentales para su
supervivencia, una improvisada banda que protegía la comunidad a toda costa,
saqueaba aldeas enemigas para conseguir comida, suministros y armas, sin las
cuales sin duda perecerían. Aunque sus métodos pudieran resultar un tanto
extremos y letales, también eran efectivos. El grupo de los Bielski, conocido
entre los demás partisanos que se ocultaban en el bosque Naliboki como la
“otriad Bielski”, se convirtió en el mayor grupo de partisanos judíos de toda
la guerra, que logró más bajas alemanas y más vidas judías salvadas que ningún
otro (se estima que más de 20.000 judíos participaron en unidades de partisanos
por toda Europa Oriental y, aunque hubo otros que sobrevivieron en los bosques,
como las otriads Zhukov y Zorin, se trataba de grupos mucho más pequeños).
No obstante, cuando la guerra terminó, la historia de los
Bielski quedó prácticamente relegada al olvido. Tuvia y Zus se trasladaron
primero a Israel y luego a Nueva York, donde llevaron vidas tranquilas como
americanos corrientes y trabajando como taxistas y camioneros. Siempre se
mostraron reticentes a hablar del pasado, incluso con sus hijos, pero otros
supervivientes comenzaron a hablar de cómo los habían salvado. Sulia Rubin,
eternamente agradecida por haber formado parte de su comunidad en el bosque,
declaró al periódico The New York Times en el año 2000: “No habría sobrevivido
sin los Bielski. ¿Eran perfectos? No, todos cometemos errores. Pero son míos,
son mi familia y los quiero”.
Tras la muerte de Tuvia en 1987, fue cuando los
investigadores empezaron a revisar de nuevo la historia, y sus actos empezaron
a conocerse mejor. La más destacada de estos historiadores fue la Dra. Nechama
Tec, profesora emérita de Sociología de la Universidad de Connecticut que, en
1993, publicó su galardonado libro “Defiance: The Bielski Partisans”. Las
exhaustivas entrevistas de Tec a los supervivientes permitieron por primera vez
conocer bien su extraordinaria experiencia. El periódico Los Angeles Times
calificó el libro como: “una de los historias más inspiradoras y ejemplares en
la crónica de muerte y desesperación que es el Holocausto”.
Cuando el guionista Clayton Frohman leyó el libro de Tec,
no alcanzó a comprender cómo esta historia de tenaz resistencia y valor judíos
no era más conocida. La gente había oído hablar del infortunado alzamiento del
gueto de Varsovia y de salvadores gentiles como Oskar Schindler, pero se
desconocía cualquier otro testimonio de resistencia judía.
“Me crié en la tradición judía, leí mucho sobre el
Holocausto, y mi padre fue uno de los soldados americanos que luchó en la 2ª
Guerra Mundial, así que creía haber oído gran parte de las historias más
interesantes de entonces. Pero nunca había oído hablar de los Bielski”,
recuerda Frohman. “Enseguida sentí que era necesario contar esta historia,
sobre la gente que se resistió, que no se rindió. Toda mi vida había oído de
los judíos que fueron víctimas. Indefensos, resignados, condenados. Y ésa era
la intención de los alemanes, que solamente los viéramos así. Y casi lo
consiguen. Lo que hace tan importante esta película para mí es que cuenta otro
aspecto de la historia que estaba casi perdido”.
Durante un partido de béisbol, Frohman le dio el libro de
Tec a su buen amigo, Edward Zwick. “Como cineasta, Ed posee esa capacidad de
combinar lo íntimo con lo épico, de mezclar un profundo desarrollo de
personajes con la intensidad de las situaciones a vida o muerte. Era una gran
oportunidad de hacer el tipo de drama de acción épico que ya prácticamente no
se hacen”.
Una sola lectura bastó a Zwick para comprender la pasión
que sentía Frohman por la historia, y decidió hacer cuanto estuviera en su mano
para trasladarla al celuloide. Así se inició una colaboración que tardaría más
de diez años en llegar a la gran pantalla.
“Uno de los grandes impulsos humanos es el de ofrecer
testimonio, mantener vivos los recuerdos”, comenta Zwick. “Con RESISTENCIA,
pretendía crear un espectáculo rico y emocionante, pero también sentía la
obligación de respetar a aquellos a quienes sucedió. No es solamente una
historia emocionante, sino que también plantea muchas preguntas, anima a los
espectadores a pensar en lo que habrían hecho ellos en semejante situación, y
también a comprender cómo encaja todo ello en nuestro mundo actual. Por
desgracia, en las circunstancias actuales, en lugares como Bosnia o Darfur,
seguimos siendo testigos de los horrores del genocidio”.
El proceso de elaboración de un guión sobre “RESISTENCIA”,
que permitiera conseguir una narración cinematográfica a partir de la saga real
de los hermanos Bielski, exigió mucho tiempo y cuidadosas consideraciones. El
guión pasó por numerosas versiones.
“Escribir esta película siempre fue un acto de fe”, comenta
Clayton Frohman. “Nunca imaginé que acabaríamos un día en Vilnius, donde nació
mi abuelo, haciendo esta película con un reparto tan increíble. Para mí, ha
supuesto hacer realidad un viejo sueño”.
Uno de los mayores retos a la hora de hacer que la historia
cobrara vida era buscar un modo de condensar tres años de angustiosa lucha,
rivalidad entre hermanos y penurias físicas en una película de dos horas. Aún
respetando los hechos reales, Edward Zwick comenta que nunca fue su intención
ofrecer un documental. “Siempre la he visto como una historia sobre gente
apasionada que logró aferrarse a su humanidad en las circunstancias más
funestas”, explica. “Además de identificarse con los personajes, quiero
mantener a los espectadores en vilo, una sensación que únicamente una película
es capaz de crear. Y, sorprendentemente, para lograrlo no hacía falta que
expurgáramos la historia, porque la emoción ya estaba toda allí, en los hechos
reales”.
No obstante, Zwick no quería suavizar la violencia cometida
por los partisanos en nombre de la supervivencia. “Los Bielski no eran santos”,
afirma Zwick. “Eran héroes con imperfecciones, que es lo que los hace tan
reales y tan fascinantes. Aun así, creo que descubrieron en sí mismos algo
inesperado y magnífico. Al crecer su comunidad, se vieron obligados a
convertirse en auténticos líderes, a asumir una enorme responsabilidad y
descubrir lo mejor de sí mismos. Tuvieron que afrontar gran cantidad de
complicados dilemas morales, que la película pretende dramatizar: ¿Es necesario
convertirse en un monstruo para enfrentarse a monstruos? ¿Es necesario
sacrificar la propia humanidad para salvar a la humanidad?”.
Otras cuestiones que tuvieron que afrontar en el bosque
eran de naturaleza más íntima. “Incluso en los momentos más duros, sobre todo
en tiempo de guerra, el amor y el deseo nunca faltan. La gente que lo ha
perdido todo necesita aún más consuelo y compañía”, comenta Zwick. Los que han
perdido seres queridos suelen consolarse mutuamente de esa pérdida. Surgieron
los conceptos de “marido del bosque” y “esposa del bosque”, las relaciones
surgían a veces tanto por aspectos prácticos como por romance.
“Muchos de ellos no sabían dónde estaban sus antiguos
cónyuges, ni siquiera si estaban vivos. Es natural y humano que buscaran
consuelo entre ellos”, dice Zwick. “Es algo que podemos entrever en la relación
entre Zus y Bella”.
Para Zwick, captar la visceral realidad de lo que podría
haber sido vivir perseguido resultó clave para su visión del filme. “Me pareció
importante que el público comprendiera cómo sería vivir en esa situación”,
explica, “para gente acostumbrada a la civilización, tener que vivir en
condiciones tan duras y sucias, soportar frío y hambre, con miedo constante y
permanentemente escondidos, y descubrir así su naturaleza más primitiva y
básica”.
El hecho de que, ante semejante presión, tantos individuos
supieran dar la talla y descubrieran un valor y una compasión inesperados,
también se pone de relieve en el guión. Lo cierto es que Zwick cree que el
personaje más importante de la película no es un único individuo, sino más bien
la comunidad que crean entre todos. “Tuvia, Zus y Asael tienen cada uno sus
propios puntos fuertes, pero el grupo es lo que los hace invencibles”, explica
Zwick. “La propia comunidad es un personaje que empieza a manifestar su propia
voluntad e identidad; se desarrolla una fascinante dinámica entre la expresión
de las necesidades de un individuo y la supervivencia del grupo en su
conjunto”.
El productor Pieter Jan Brugge, candidato al Oscar por “El
dilema”, que ya había trabajado antes con Zwick en “Tiempos de gloria”, ve una
alusión a los westerns americanos en ese tema. “Hay algo en la historia que
tiene elementos de las viejas películas de John Ford, esa idea de que no eres
solamente un individuo duro y aislado, sino que es importante dónde te
encuentres en relación a los demás y a tu comunidad”, comenta. “Creo que es una
historia que sigue teniendo una gran resonancia hoy día porque todos queremos
formar parte de algo más grande de lo que somos individualmente”.
Brugge quedó impresionado con el guión de Zwick y Frohman.
“Era una lectura emocionante, que contenía elementos grandiosos y, al mismo
tiempo, auténtica intimidad emocional. Tenía una riqueza que rara vez
encuentras”, comenta.
También percibió una afinidad entre Zwick y el material
hasta un punto que no había visto antes. “Creo que ésta es la película más
personal de Ed en muchos aspectos”, afirma Brugge. “Y eso me encantó, porque
creo que para hacer mejor tu trabajo como productor es imprescindible que el
director tenga gran claridad de visión y sienta una necesidad personal de
contar al mundo esta historia concreta. Ed aportaba ambas a “RESISTENCIA”.
2. La producción
Edward Zwick
sabía desde un primer momento que “RESISTENCIA” iba a exigir una producción
complicada y elaborada para reflejar plenamente la escala y los matices de ese
terrible momento de la historia. Desde coreografiar la acción y diseñar los
platós y el vestuario hasta captarlo todo con la cámara, el proceso sería, en
sí mismo, épico. Fue el compromiso colectivo por hacer la película de todos,
desde el director, al productor, pasando por los actores principales y de
reparto, los jefes de departamento y el equipo técnico, lo que lo hizo posible.
Zwick se rodeó de un equipo artístico de mucho talento, con muchos de los
cuales había trabajado antes, incluido el director de fotografía candidato al
Oscar en dos ocasiones, Eduardo Serra, el diseñador de producción Dan Weil y la
diseñadora de vestuario ganadora del Oscar, Jenny Beavan. “Ed reunió a buena
parte del mismo equipo con el que trabajó en “DIAMANTE DE SANGRE”, incluidos
Dan Weil y Eduardo Serra, ambos artistas de extraordinario talento”, explica el
productor Pieter Jan Brugge. “El intenso sentimiento de la película surge no
solo de las interpretaciones, sino también de la acumulación de pequeños
detalles, la suma de los personajes, el vestuario, el atrezo y el diseño, todos
los cuales contribuyen a transportar al público a un mundo que no han visto
nunca antes y del que no sabían nada”. La primera cuestión a resolver era dónde
rodar la película. Dado que Bielorrusia es una dictadura, quedaba descartado
rodar allí. En vez de eso, buscando por los países circundantes de Europa
Oriental, Zwick y su equipo creativo llegaron a Vilnius, Lituania, que ofrecía
tanto un paisaje auténtico como una pequeña pero entusiasta comunidad de
creadores de cine. “Los bosques de Lituania son absolutamente extraordinarios”,
dice Brugge. “En cuanto los vimos, supimos que no encontraríamos otro entorno
más adecuado para rodar la película. Y resultaba muy útil poder acceder a estos
escenarios desde una ciudad situada a menos de una hora de distancia”.
La ciudad
también contenía muchos recordatorios estremecedores de lo que sufrieron los judíos
de Vilnius cuando las tropas alemanas tomaron la ciudad en junio de 1941; a su
llegada mataron a 21.000 y reunieron al resto en dos guetos como prisiones en
el barrio judío tradicional. Luego, en 1943, desmantelaron el gueto y enviaron
a los que quedaban con vida a campos nazis en Estonia y Polonia, o los
asesinaron y enterraron en tumbas sin nombre en los bosques de alrededor. De
una comunidad estimada en un momento dado en 60.000, en la actualidad queda en
Vilnius un número muy reducido de judíos, pero los supervivientes se sentían
especialmente entusiasmados por la película. Muchos de los que habían estado en
el bosque como refugiados visitaron el plató y se maravillaron ante su
autenticidad. Algunos incluso trabajaron como extras.
“Resultó
emocionante para todos nosotros encontrarnos en un lugar donde habían sucedido
muchos de estos hechos”, comenta Zwick. “No puedes evitar percibir fantasmas.
Sientes la presencia del pasado a tu alrededor y quieres respetarlo. Quieres
crear una historia que se pueda contar a generaciones futuras para evocar ese
espíritu y ayudar a mantenerlo vivo”.
Al trabajar
con Serra, que ha sido candidato al Oscar por su labor en las películas de
época “LA JOVEN DE LA PERLA” y “LAS ALAS DE LA PALOMA”, Zwick quería que el estilo
visual pusiera de relieve una sensación de inmediatez visceral, más que de
historia pasada. “Queríamos que el público sintiera que estos hechos están
sucediendo en ese momento. No queríamos que pareciera antiguo, ni demasiado
moderno o llamativo, que pudiera distraer de la historia”, explica Zwick. “La
débil luz del norte nos proporcionó una especie de desaturación natural que
resaltó la oscuridad de los bosques, la humedad del musgo, la ausencia de
cielo, lo que debía de haberse sentido al estar en ese lugar durante meses y
meses”.
Se
invirtieron muchísimas horas revisando archivos fotográficos rusos, que estaban
plagados de impresionantes imágenes de los partisanos locales que habían
logrado documentar su experiencia. “Había muchas imágenes provocadoras, no solo
de Bielorrusia, sino también de Lituania, Ucrania, Polonia. Era una auténtica
mina”, recuerda Zwick.
Aunque
querían que la acción resultase moderna, Serra y Zwick se resistieron a
estilizarla exageradamente con movimientos de cámara, para que la atención
siguiera centrada en la historia y los personajes. “A veces necesitas que la
historia se cuente por sí misma y mantenerte al margen”, observa Zwick. “Nos
sentíamos todos insignificantes ante las vidas de la gente cuya historia
pretendíamos contar y sentíamos el deseo de honrarlos”.
Una
sensación similar imbuyó el trabajo de Dan Weil, entre cuyos créditos recientes
se incluyen diseños memorables para “SYRIANA” y “EL CASO BOURNE”. Weil
construyó el campamento del bosque básicamente a mano, clavo a clavo, tal como
hiciera la otriad Bielski décadas antes, hasta llegar al punto de excavar
búnkeres subterráneos, llamados zemlyankas, en los que los miembros del
campamento dormían en literas de paja.
“Dan se puso
literalmente a cortar leña y construirlo todo tal como lo hubieran hecho
entonces en el bosque”, reflexiona Brugge. “La intención era ofrecer a la gente
una experiencia lo más parecida posible a cómo debió de ser para los que lo
vivieron”.
La
diseñadora de vestuario Jenny Beavan, candidata en 8 ocasiones al Oscar, que
ganó en una ocasión por el clásico de Merchant-Ivory “UNA HABITACIÓN CON
VISTAS”, se enfrentó a desafíos similares al intentar que su trabajo cobrara
vida mientras se esforzaba por insuflar carácter a una ropa que a menudo era
poco más que harapos. Comenta Zwick: “Jenny logró, con un presupuesto
minúsculo, trasmitir una sensación de cómo debió de ser la vida de cada persona
antes de llegar al bosque, de quiénes fueron antes y de cómo se habían adaptado
a vivir en sus nuevas circunstancias”.
Los actores
descubrieron que la ropa de Beavan les ayudaba a tener presente todo lo que sus
personajes habían pasado. Comenta Alexa Davalos: “Jenny es una artista que
comprende muy bien que está dando al actor una segunda piel, y su ropa se
siente auténtica hasta en las costuras. En el caso de Lilka, puede apreciarse
en su ropa cómo se aferra al recuerdo de quién era antes, aunque ahora lleve
una chaqueta de hombre, pantalones y cinturón. Su vestuario fue una verdadera
maravilla”.
Al rodar
casi enteramente en exteriores, la producción tuvo que afrontar toda una serie
de dificultades, desde la lluvia helada del Báltico, al frío, la humedad y la
nieve de las tierras bajas de Lituania. Pero ni el equipo técnico ni el
artístico se quejaron apenas. En vez de eso, todos comentaban la extraordinaria
resistencia de los personajes de la historia real, y cómo un simple asomo de lo
que ellos debieron pasar para sobrevivir servía para mantenerlos motivados.
Resume
Brugge: “Lo que pasamos como equipo técnico y artístico únicamente era
comparable en una mínima medida a lo que esta gente tuvo que soportar durante
años viviendo en el bosque como fugitivos. Para todos nosotros, fue una
verdadera lección de humildad poder apreciar de manera personal cómo debió ser
y lo significativo que es que vivieran para contarlo”.
El último
elemento para crear el mundo de “RESISTENCIA” era su música. “A menudo pienso
al crear una película como si se tratara de música”, explica Zwick. “Para mí,
el filme tiene partes que son allegro, andante o adagio. La narración tiene un
ritmo, sobre todo si tratas de dar al público tiempo para experimentar
plenamente ciertos momentos antes de pasar a otra cosa”.
La
musicalidad resuena en la austera y cautivadora música de James Newton Howard,
candidato al Oscar en siete ocasiones, que se reencuentra con Zwick tras
trabajar juntos en “DIAMANTE DE SANGRE”. Howard y Zwick decidieron reclutar al
joven y dinámico violinista Joshua Bell para tocar los evocadores e
inquietantes solos de la partitura, en parte como tributo a los numerosos
artistas perdidos de Europa. “Quería tener una música que no solo fuera
históricamente adecuada, sino también emocionalmente adecuada”, dice Zwick. “El
sonido del violín es fundamental para la cultura judía de Europa Oriental; es
el sonido de lo que se ha perdido. Y, así, se convirtió en el elemento central,
en torno al cual giraba todo lo demás”.
Zwick y
Howard empezaron a hablar de la música desde las primeras fases del proceso.
“Fue un enorme placer ver a James lidiar con los temas, y maravillarme a medida
que componía la partitura”, afirma el director. “James es muy prolífico y a la
vez enormemente autocrítico. La melodía simplemente fluye de él, pero nunca se
siente satisfecho. Seguramente desechamos tanta música estupenda como usamos en
la partitura final”.
Como en el
caso de Zwick, Howard sentía una relación personal con la historia. “Ha
resultado una experiencia conmovedora, muy significativa y también ha sido un
verdadero placer componer esta partitura. Mi padre era judío, así que tengo en
mi interior, creo, un alma judía que sale a la luz en la música”, explica.
Disfrutó
centrándose en la versatilidad musical del violín. “El violín puede expresar
todo el registro de emociones humanas. Puede ser alegre y divertido, o puede
sonar como si gimiera y llorara. Es capaz de expresar un gran añoranza y
pérdida, que tan fuerte es en esta historia”, dice. “El violín es tan emotivo
que la clave era contener la música para no caer en excesivos sentimentalismos.
Opté por un enfoque minimalista, con las melodías de la partitura basadas en
armonías sencillas”.
Howard
disfrutó especialmente trabajando con el violinista de renombre, Joshua Bell,
que desempeñó un papel similar como solista de “EL VIOLÍN ROJO”, ganadora del
Oscar. Comenta Bell: “No hago muchas bandas sonoras de películas, pero esta
historia me pareció muy interesante. Tengo antepasados judíos, de hecho, mi
abuela vivió muy cerca de donde se desarrolla la historia, y me sorprendió no
saber nada de esta historia. Me resultó revelador y, cuando me enviaron parte
de la música de James Newton Howard, me pareció tan hermosa, que me sentí
encantado de que me pidieran tomar parte en ella”.
Bell está de
acuerdo en que el violín parece encajar con los personajes de RESISTENCIA por
su fuerza y pasión. “El violín es fundamental para la tradición judía de esa
parte de Europa y es, además, un sonido que va directo al corazón”, observa.
“James y yo nos esforzamos por buscar un equilibrio y conseguir el tono adecuado,
con fuerza pero sin resultar melodramático”. A Howard le emocionó cómo Bell
consiguió justamente eso. “Es uno de los grandes violinistas vivos y creo que
cogió la partitura y la hizo mil veces mejor”, opina el compositor.
Una vez
terminada la partitura, la sutileza siguió siendo el principio rector para
integrar la música en la película. El montador Steven Rosenblum, candidato en 3
ocasiones al Oscar, explica: “James Newton Howard maneja su música como si
fuera un escalpelo, en lugar de un machete, y eso es justo lo que necesitaba
esta película. A Ed y a mí nos gusta tanto su música que seguramente habríamos
tendido a excedernos con ella, de no haber estado James para resistirse.
Comprendió que esta película tenía su propio ritmo, que la banda sonora debía
respetar”.
A lo largo
de la producción, Zwick mantuvo un estrecho contacto con el clan familiar
Bielski, sobre todo con los hijos de primera generación de Tuvia y Zus, para
quienes la película se convirtió en una oportunidad de conservar el legado de
sus padres para generaciones futuras.
Esos
miembros de la familia Bielski llevaban toda una vida luchando para que se
contara la historia de sus padres. Recuerdan que, de jóvenes, habían tenido que
rebuscar tenazmente para conseguir el más mínimo detalle sobre lo sucedido
antes de que nacieran. Mickey Bielski, hijo mayor de Tuvia, recuerda que fueron
otras personas las primeras en comentar los increíbles secretos del pasado de
su padre. “La verdad es que oí a otros supervivientes hablar de ello antes que
a él. De repente, alguien me dijo algo dramático como ‘tu padre me salvó la
vida’”, comenta. “No tenía ni idea de lo que hablaban, pero desde luego me picó
la curiosidad”.
Como muchos
supervivientes del Holocausto, a Tuvia Bielski le costaba hablar del pasado y
prefería centrarse en crear un futuro mejor para sus hijos en América. Mickey
comenta: “Creo que mis padres querían ser simples ciudadanos corrientes que se
ocupaban de su familia, pero todos empezamos a darnos cuenta de que tenían una
historia muy especial”.
Fueron los
hijos los primeros que animaron a sus padres a abrirse más, aunque nunca les
fue fácil. Otro de los hijos de Tuvia, Robert Bielski, recuerda: “Mi padre se
emocionaba mucho cuando contaba historias de esa época y, cuanto mayor se
hacía, más se emocionaba. Así que costaba mucho sacarle las historias
completas. Empezaba con fuerza, pero luego empezaba a emocionarse y llegaba un
momento en que no podía seguir”.
Pero, poco a
poco, los hijos lograron hacer progresos con su interés. “Cuando se dieron
cuenta de lo importante que nos resultaba saberlo, empezaron a contar la
historia y nos quedamos sobrecogidos. Todavía lo estoy”, afirma Ruth Bielski,
hija de Tuvia.
Zvi Bielski,
uno de los hijos de Zus, apunta que su padre se mostraba algo más comunicativo
que su hermano mayor, siempre más taciturno. “Siempre recalcaba cómo se
vengaron de los nazis. Estaba muy orgulloso de ello, pero estaba especialmente
orgulloso de toda la gente a la que habían salvado”, recuerda. “El verdadero
legado de los Bielski es que hay mucha gente en este mundo que podría no haber
existido”.
A los hijos
de los Bielski les entusiasmaba la idea de una película, no tanto porque
tratara de sus padres, como porque supondría que esta importante historia no
moriría con sus recuerdos. Comenta Ruth Bielski: “Mi padre siempre supo que no
viviría para ver la historia contada. Y resulta agridulce que ya no esté, pero
creo que esta película hará justicia y honor a todos sus recuerdos. Ahora queda
en nuestras manos la responsabilidad de transmitir esta historia a nuestros
hijos, y esperar que nuestros hijos se la transmitan a los suyos. Creo que esta
película se asegurará de que eso suceda”.
Robert Bielski
recuerda que, la primera vez que Edward Zwick se reunió con la familia en Nueva
York, pareció colmar todas sus esperanzas. “Nos ofreció su visión de lo que iba
a ser la película”, explica, “y nos pareció que había dado en el clavo: el
sentido de sobre qué trataba realmente la historia, el sentido de quiénes eran
realmente los hermanos. Lo que también comprendió fue la enormidad de lograr
que sobrevivieran tantos, ese monumental concepto de 1.200 personas que salían
de los bosques para crear cinco generaciones más”.